Medios de Comunicación

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martes, 11 de febrero de 2014


"TE AMARÉ"

“Cuando contemplo una puesta de sol no digo: suavice un poco el naranja en el lado derecho y ponga un poco más de púrpura a lo largo de la base, use más rosa en el color de la nube. No lo hago. No trato de controlar una puesta de sol. La admiro a medida que pasa”.
Carl Rogers



Admiración…podría pasar miles de horas admirando la belleza de sus caritas, de sus cuerpos desnudos, de la perfección absoluta de sus formas, sus gestos, movimiento, la mirada dulce, la comisura de sus labios, el brillo de sus cabellos y …ese olor a piel, a vida!

No se me ocurre mejor manera de comenzar si tengo que describir mis emociones cuando observo a mis dos hijos. Y mientras observo pienso, imagino cómo serán sus vidas cuando vuelen solos, cuando inicien su camino, su viaje, su aventura… ¿tendrán todo lo necesario? ¿qué habrán aprendido de nosotros?

Sea cual sea la respuesta ya formará parte de su experiencia de vida, lo que es indudable y me reconforta siempre es tener la certeza de que les hemos amado, creo que no es posible amar de este modo a ningún otro ser humano.

El amor hacia ellos es incondicional, permanecerá en el tiempo suceda lo que suceda…los padres amamos sin límite aunque no siempre sabemos hacerlo bien.

Nos encontramos en una cultura de la inmediatez, del “lo quiero todo ya”, de la sobresaturación y el exceso, en ocasiones, del despilfarro…y tenemos  que andar con mucho cuidado pues el tiempo pasa rápido y los hijos aprenden lo que ven a su alrededor aunque, a veces, no nos demos cuenta.

Educamos con el ejemplo, la coherencia a la hora de pensar, sentir y hacer y nos vigilan las veinticuatro horas del día…ALERTA!

Hace poco tuve que responder a la siguiente pregunta, ¿para qué educas a tus hijos?

No ha sido fácil responder, como madre daría mi vida por ellos, no lo pensaría dos veces y deseo su bienestar por encima de todas las cosas.

Pero creo que me equivoco cuando pienso que debo hacerlos felices porque esa no es la cuestión, quiero ir un poco más allá…ofreciéndoles mi amor puro y sincero ya estoy cubriendo esa parte, ahora bien, mi deber como madre es enseñarles a descubrir las herramientas necesarias para que puedan ser todo lo felices  a pesar de las adversidades de la vida.

Me quedo con esto, no es tarea fácil, para ello tengo que incorporar a sus vidas valores como la compasión, la solidaridad, la gratitud, la austeridad, el esfuerzo, la confianza, el misterio, el respeto, la responsabilidad, la admiración de cada detalle, de  cada color, de cada forma…

Son unas cuantas asignaturas y no me las sé todavía todas, soy consciente de que estoy ante un gran reto, que tengo ante mí una gran responsabilidad   pero también tengo ganas, confío en que será la propia vida la que me ayude a superar los obstáculos cada día pues estoy convencida de que nos  irá bien.

De momento intentaré transmitirles mi entusiasmo por cada minuto de vida, por el amor, el gusto de pensar  y aprender, de descubrir el mundo, de la naturaleza, las personas, los animales, la lectura, el arte…porque nuestros hijos no se educan por lo que les decimos si no por lo que nosotros hacemos y somos.

“Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía" 
John Ruskin

"Al amar o alabar a un niño, no alabamos y amamos lo que es sino lo que esperamos que sea"
Goethe

"El amor es para el niño lo que el sol para las flores. No le basta pan: necesita caricias para ser bueno y para ser fuerte"
Concepción Arenal











jueves, 6 de febrero de 2014


COLABORACIÓN CON LA "SENDA DE LOS ELEFANTES"



“Amarse uno mismo es el comienzo de un romance para toda la vida” Oscar Wilde

Y creo que aquí tenemos la clave, somos seres humanos completos, dotados de todas las herramientas necesarias para ser felices por nosotros mismos.

Amarse uno mismo es amar la propia vida, amar en los demás todo aquello que amas en ti mismo, cuanto más te amas, más y mejor puedes amar.

Cuando depositamos nuestra felicidad en manos del otro, le ofrecemos un poder y una responsabilidad tan grande que corremos el riesgo de que se rompa en mil pedacitos.

El otro puede ser la pareja, pueden ser los hijos, el trabajo, los amigos…nadie ni nada tiene la capacidad de poder crear felicidad como tú mismo.

Para mí, el mejor regalo que puedo ofrecer a los demás  es ser lo más feliz que pueda, porque cuando soy feliz todo a mi alrededor se contagia de emociones que son  fieles compañeras como la alegría, la paz, el amor, la ternura, la confianza…emociones que sin forzar emergen de un modo natural creando un buen clima emocional.

En cambio, cuando nos cerramos a la posibilidad de ser felices ocurre lo contrario, nos boicoteamos, nos ofendemos, no nos valoramos y vomitamos rabia, rencor, ira, egoísmo, envidia, celos…emociones altamente tóxicas que también contaminan al que está a nuestro lado.

Cuando somos padres queremos la felicidad para los hijos, pero  qué mensaje transmito si yo no me ocupo de mi propia felicidad.

Para educar primero debemos educarnos, nuestra principal tarea como padres es la propia construcción personal.

Es fundamental mejorar cada día, ser honestos y responsables.

Las cosas importantes en la vida no son cosas, las sonrisas, las miradas, los abrazos, las caricias, las palabras, el aroma de la vida lo creas TÚ.

Hoy puede comenzar un romance para toda la vida…porque la magia no acaba nunca!!!