Medios de Comunicación

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jueves, 23 de enero de 2014


NO PUEDO PEDIR MÁS.
“Esta madrugada es la primera del mundo.
Nunca este color de rosa amarilleando hacia el blanco cálido se posó así en el rostro con que el caserío del oeste encara lleno de ojos acristalados el silencio que trae la luz creciente.
Nunca hubo este momento, ni esta luz, ni este mi ser.
Lo que mañana sea será otra cosa, y lo que vea será visto por ojos recompuestos llenos de una nueva visión”.
Fernando Pessoa



Hoy comienzo así, desordenada, inspirada, llena de amor y ternura por el mundo que me rodea, por las personas que observo, por aquellas con las que comparto y también por aquellas  que observo pero no comparto.
Hoy empiezo así llena de esperanza, de alegría por lo que me espera, por lo que vendrá a mi vida.
Estoy repleta de amor, de complicidad, de felicidad.
No todos los días me siento así, ojalá.
Hoy sí, todo está bien, en su sitio, fluye, funciona, no chilla.
La hora de la cena ha cambiado, somos nosotros, una familia, juntos, conectados, disfrutando de nuestro momento, de la tortilla, de la melodía de  Anni B. Sweet, Nicolás se ha manchado la cara y Emma tiró el vaso de agua…qué bien con ellos, reencuentro y mirada cómplice.
No puedo pedir más.
Encuentro tesoros a cada paso, nuevos compañeros de viaje que cuidan mi alma, Madrid y esos momentos, desayunos con velitas y fresas, de vuelta conversación en el autobús, intercambio, palabras, corazón de Raúl.
Y vuelvo a mi casa, a mi ciudad preciosa, un poco revuelta últimamente pero bella, azul, fría, intensa.
Domingo dulce, tarde de cervezas y pistachos, Malena y su libro, un salón, juguetes, compartir.
Nos cuidamos, nos respetamos, nos queremos, son mis amigas, estamos conectadas, vinculadas, equilibrio a la hora de dar y tomar, alguien dijo que esto es la felicidad.
Recibo un mail, felicitaciones por el trabajo bien hecho, con alma, con honestidad, con cuidado infinito, con amor.
No puedo pedir más.
Por la noche, me meto en mis sueños con calma, satisfecha, agradecida, admirando a la persona que está a mi lado, me acuna, me besa…reencuentro, ruido a mar, ballenas, pájaros cantando en Central Park.
No puedo pedir más...tan solo que tenga la oportunidad de vivir muchas madrugadas más, consciente de que nunca hubo este momento, ni esta luz, ni este mi SER.






lunes, 13 de enero de 2014

LA FAMILIA

 great idea

Quiero empezar este post con la definición que hace mi compañera y amiga Maryam Varela de la familia:

 “para mí, la familia son lazos de amor incondicional”

Tres palabras, sólo tres, que comparto al cien por cien y que para mí también simplifican y a la vez nombran lo que es fundamental.

Los LAZOS posibilitan que las relaciones aten, opriman, aprieten, asfixien, agobien…o por el contrario, unan, acaricien, acerquen, sirvan para ayudarse, comprenderse, empalizar, aceptar y sobre todas las cosas respetar.

La calidad de la familia dependerá en gran medida de la calidad de las relaciones con los miembros de ésta, de la calidad de esos “lazos”.

Somos todos personas conviviendo con nuestros pensamientos, emociones, preferencias, gustos, sabores, colores y olores.

Todos contamos, aportamos, nos necesitamos unos a otros y, a veces, nos olvidamos.

Siempre escribo que las familias no se rompen si no que cambian de forma. Los padres y las madres nunca desparecen, siempre están ahí de diferentes formas y maneras.

Todos tenemos el mejor padre/madre que debemos tener, aceptarlo, amarlo, perdonarlo nos ayudará a encontrar nuestra paz interior y a disfrutar todo lo bueno que nos puede regalar la vida.

El AMOR, los hijos amamos a nuestros padres a través de los ojos de nuestras madres y al revés.

He tardado mucho tiempo en entender esto pero cuando lo he incorporado a mi vida, a mi propia familia, me ha transformado.

No sé que pasará con mi matrimonio, si estaremos siempre juntos o si mañana decidiremos separarnos, de vedad que no lo tengo claro, tampoco me importa demasiado.

En cambio, sí tengo la confianza de que siempre seremos una familia.

Mis dos pequeños son porque nosotros somos y la familia que hemos creado puede cambiar  pero nunca podrá romperse.


Los hijos construyen su concepto de amor a través de nosotros, los padres, y el amor es el pilar que dará la calidad a sus futuras relaciones.

Por todo esto, creo que siempre amaré al padre de mis hijos porque sólo así podré amar a mis hijos.

Y al lado del amor no puede faltar la INCONDICIONALIDAD, amar sin condiciones, sin reproches, amar porque queremos amar.

La familia nos dio la vida y nos da la oportunidad de seguir dando vida.

No me gusta poner nombres, cada cual sabrá definir su familia pero lo que no se puede negar es que todos venimos de una familia y probablemente vayamos hacia una familia.

Hay un poema de Dorothy Law Nolte que termina así:

“si los niños viven sus años más tempranos rodeados de amor sincero, aprenden que el mundo es un lugar maravilloso donde vivir”

Y realmente este es el legado que les quiero dejar a mis hijos, enseñarles que esta familia que hemos creado entre todos permanecerá en el tiempo ofreciéndoles siempre “lazos de amor incondicional”

Este ha sido también el legado de mis padres, tengo claro que pase lo que pase, haga lo que haga, su amor es incondicional y quizás esto me ayuda a sentir lo maravilloso que es vivir y estar viva.

Cuando acompaño a las familias en sus procesos de separación, esta es la única idea que quiero hacerles ver.

La familia continúa, sigue adelante y es fundamental para todos los miembros que existan estos lazos, independientemente de que no se ame la pareja, siempre serán el mejor padre y la mejor madre, que deben tener sus hijos.

No debemos permitir que el odio y el rencor consuman nuestros corazones, el perdón cierra la puerta y posibilita volver a abrir las ventanas…