Medios de Comunicación

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viernes, 30 de noviembre de 2012



"PUEDO VIVIR SIN TI, PERO ELIJO VIVIR CONTIGO"





La experiencia de estar enamorado es excitante, emocionalmente sentimos obsesión el uno por el otro, nos acostamos pensando en el  o en ella y es esa persona nuestro primer pensamiento al levantarnos, podríamos besarnos eternamente…

El enamoramiento es, la antesala del amor, pero es un estado que no dura eternamente y esta bien que así  sea, puesto que nuestros corazones no lo soportarían.

El amor es lo que viene después, es la elección que yo hago por estar al lado de esa persona, elegir de un modo consciente que me acompañe lo que dure nuestro viaje por la vida.

Pero el amor no fluye en solitario, hay que conocer su lenguaje y esforzarnos cada día para que evolucione a nuestro  favor.

Es importante hacer reconocimientos a la pareja, no descalificarla ni atacarla verbalmente, todo lo contrario, regalarle palabras que le hagan sentirse querida/o y especial.

La pareja necesita momentos de calidad, sobre todo cuando han llegado los hijos y ocupan la mayor parte del tiempo. Son momentos exclusivos en los que solo existe el uno para el otro y el otro para el uno.

En la relación con la pareja debo aprender a pedir las cosas,   solicitarlas pero no imponerlas,     del mismo modo que evito hacer suposiciones y hablo abiertamente de mis necesidades, sentimientos y emociones.

El contacto físico es lo que nos diferencia de otras relaciones con amigos   , conocidos  o familiares y lo que puede romper o avivar una relación. 

Descubrir nuevas maneras y lugares para tocarnos y acariciarnos puede ser un desafío emocionante.

El humor es sin duda la chispa que hace falta en cualquier relación, cuando somos capaces de relativizar  y reírnos en pareja las cosas se vuelven mucho más sencillas y aprendemos a ver el lado positivo, que siempre está presente.

Mi filosofía acerca del amor  consiste en  ser conscientes de que podemos tener una vida plena  sin pareja pero que elegimos y decidimos  vivir en pareja para  compartir la felicidad.



viernes, 2 de noviembre de 2012

PARA TODA LA VIDA...









Esta genial frase que comparten tantas y tantas personas el día que toman la gran decisión de comprometerse "para toda la vida" yo, personalmente la trasladaría a otro gran día, el del nacimiento de nuestro hijo o hija.

En mi caso, no fui capaz de comprometerme "para toda la vida" el día que decidí casarme civilmente con el que es actualmente mi pareja, en cambio, en los nacimientos de mis dos hijos sabia que el compromiso con ellos seria "para toda la vida".

Acaba de terminar el grupo que dinamizo con personas en situación de ruptura convivencial y siempre me hace reflexionar sobre lo mismo.

Las alianzas que nos ponemos están muy bien cuando nos ayudan a respetarnos,a tolerarnos a amarnos pero... ¿que ocurre cuando esto empieza a fallar?

No tiene demasiada importancia cuando en la pareja no han nacido hijos, cada uno empieza su nueva etapa y podemos llevarnos bien  o podemos no llevarnos.

Cuando ha comenzado la triada, es decir, cuando la pareja ha decidido tener hijos entonces adquiere un compromiso de por vida, alguien debería poner esa alianza al bebe que acaba de nacer para recordar a su papa y a su mama que son los responsables de su bienestar, independientemente de que continúen o no como pareja.

Este concepto me parece fundamental para que los divorcios se conviertan en positivos.

Nos han vendido las separaciones como fracasos, como derrotas, como situaciones traumáticas y negativas pero debemos empezar a dar la vuelta a la tortilla puesto que cada día son más habituales y cada vez hay más niños que atraviesan estas situaciones.

Pues bien, el divorcio puede ser una oportunidad para crecer como personas, para comenzar una nueva etapa con entusiasmo e ilusión.

También un reto para educar a nuestros hijos/as en valores, para darles ejemplo de que, en ocasiones, las personas dejan de compartir el mismo proyecto de vida o evolucionan de manera diferente o  se enamoran de nuevo. Estas circunstancias forman parte de la vida, de este viaje y son legítimas y saludables siempre y cuando se hagan desde la franqueza y el respeto hacia el otro.

Como digo puede ser una oportunidad para dar ejemplo de responsabilidad, de sensatez, no de victimismo, de fracaso o de culpabilidad.

En todos estos años he aprendido a no temer al divorcio, a verlo desde otra perspectiva mucho más natural.

Quizás si pensáramos en la posibilidad de que el compromiso puede no ser eterno, si normalizáramos la ruptura y relativizáramos las consecuencias de dicha situación empezaríamos a entender que las relaciones son complicadas, que no hay que idealizar la imagen de familia, que al fin y al cabo somos personas grandes y pequeñas conviviendo con nuestros defectos y virtudes no en una película si no en una realidad.

En fin, que lo importante para mi, es ver a nuestra pareja como parte fundamental en la existencia de los hijos, que sin el o sin ella ellos no existirían, que por este motivo siempre deberíamos querernos como queremos a nuestros amigos o familiares.

De este modo, después del duelo tan necesario tras una separación, el siguiente paso debería ser de agradecimiento y profundo respeto por el bienestar de los hijos, porque como dice mi compañera Aurora, lo fundamental para un niño o niña es mantener el honor tanto de su padre como de su madre ya que es clave para el desarrollo de su integridad y futura personalidad.

No olvidemos que estamos formando personas, que les damos la vida pero la moldeamos cada día y nuestro ejemplo y forma de actuar es primordial para su salud tanto física como emocional.

Me despido dedicando este post a mi compañero de día a día, al padre de mis hijos, que es y será siempre este o no a mi lado...

jueves, 1 de noviembre de 2012

DIVORCIARSE CON AMOR


Es posible que esta frase no sea “convencionalmente” adecuada a la situación que vive y que siempre ha vivido, el proceso de una separación conyugal. Las cosas están cambiando, la sociedad se está adecuando a este “estrés” diario que poco a poco, va haciendo mella en todos nosotros.

Pues bien, el CAMBIO es necesario; es interesante observar las diferentes respuestas de los individuos ante una misma realidad o situación.
Algunos eligen seguir siendo parte del problema, otros en cambio, se implican para ser parte de la solución.

Es complicado ver otras realidades cuando estamos inmersos en un proceso de divorcio.

Nuestra sociedad, nuestra cultura, nos ha transmitido que cuando el matrimonio termina, todo termina, que esto supone un fracaso, que habrá que determinar quien ha sido el/la culpable y prepararse para luchar por lo que es de cada uno/a. Este sentido de la propiedad individual también se traslada a los hijos/as del matrimonio, considerados  en muchas ocasiones, moneda de cambio para una negociación.
Yo, me pregunto: ¿es que nadie se da cuenta de que así no vamos bien? 

Si realmente existe un sentimiento de AMOR PROFUNDO hacia nuestros hijos, ¿Por qué nos empeñamos en luchar en vez de colaborar? 

Cuando nace un hijo/a automáticamente nos convertimos en PADRE Y MADRE PARA TODA LA VIDA, es decir, el compromiso y la responsabilidad perdura hasta el fin de nuestros días y esta figura  no podrá ser sustituida por nada ni nadie.

Como pareja, es aconsejable ser conscientes de que se atraviesa un duelo, que se pasan diferentes fases, que es un proceso cíclico, que cada parte se encuentra en momentos diferentes, por esto, es importante gestionar nuestras emociones de modo que el conflicto se rebaje lo más posible. Solo de este modo estaremos preparados y preparadas para un EFECTIVA NEGOCIACIÓN y, por supuesto, empezaremos a ser conscientes de nuestra RESPONSABILIDAD.

¿Qué es la RESPONSABILIDAD? 

La RESPONSABILIDAD es aprender a dar respuestas “no agresivas” a nuestro caos emocional. Es apreciar que “mi bienestar” está relacionado con el bienestar del otro/a; al igual que “mi sufrimiento” también está relacionado con el sufrimiento del otro. 

Por consiguiente, cuando hablo de “DIVORCIARSE CON AMOR” no propongo algo inviable o utópico…propongo una forma de hacer bien las cosas y que de alguna manera beneficie a toda la sociedad.

Es una propuesta a la sensatez, al “darnos cuenta” de que lo que les hacemos a nuestros hijos, ellos se lo harán a sí mismos y a los demás.

Nuestros hijos necesitan “por igual” a su padre y a su madre, necesitan mantener intacta tanto la figura del padre como la de la madre porque esto contribuye a mejorar su estabilidad emocional. Nosotros los padres y las madres somos su ejemplo, su guía, su referencia en la vida…

No es el divorcio lo que les afecta y desequilibra, es nuestra actitud hacia él. 

Por todo ello, te invito, si estas atravesando una situación de este tipo, a que hagas la siguiente reflexión:

“YO SOY EL ADULTO, YO SOY EL RESPONSABLE, MI MATRIMONIO NO HA FUNCIONADO, MI RELACIÓN DE PAREJA YA NO EXISTE PERO…SOY PADRE/MADRE, LO VOY A SER HASTA EL FIN DE MI EXISTENCIA.
PUEDO FORMAR PARTE DE QUE LA SITUACIÓN MEJORE, DE DEJAR A UN LADO EL CONFLICTO CON MI “EXPAREJA” Y COMENZAR A CONVIVIR CON EL PADRE/MADRE DE NUESTROS HIJOS.
SON NUESTROS HIJOS, SOMOS SUS CUIDADORES, TENEMOS EL DEBER DE ASEGURAR SU BIENESTAR Y ELLOS EL DERECHO DE ESTAR BIEN.
NO LUCHES, COLABORA Y BUSCA LA PAZ DENTRO DE TI”